
Sí, ya sé que conocía mi instituto como
la palma de mi mano pero ahora estaba en la Universidad de Córdoba y, muy
probablemente, es mucho mayor que aquel. Por eso merece la pena que me
familiarice con el campus y sus distintas áreas.
Y por supuesto, ¡no te olvides
investigar con antelación en qué parte de la facultad están tus aulas!. Eso ha
sido lo que mi madre me ha dicho esta mañana antes de salir de casa.
Da igual todo lo que me pudiera haber
dicho mi madre, todo lo que mi padre había tratado de tranquilizarme, yo,
seguía muerta de miedo. Las historias contadas por mi hermano Demetrio de todas
las novatadas que le habían hecho cuando él entro, hacían que mi cuerpo
temblara sin poder evitarlo.
Su conversación rápida navego por mi
mente una vez más y sentados en el salón de nuestra casa me hablaba.
—Jenni, sabemos que ya no se hacen y que según las normativa están prohibidas pero vas a encontrarte con gente que te pondrá motes, te humillaran y si así lo deciden te excluirán de la vida social del colegio. Recuerdo mi primera novatada, fue la de obligarme a lavarme los dientes con la escobilla del WC. Luego me fueron haciendo algunas más como depilarme las piernas, pintarme los huevos de rojo y verde y fingir ser un semáforo, tirarme por un terraplén, en fin algunas cosillas que prefiero olvidar y que tuve finalmente que enfrentarme a ellos para que no volviera a suceder.
—¿Qué me aconsejas hermano?
—Ve tranquila, con ganas de estudiar mucho y hacer amistades, pero no dejes que te humillen desde el inicio pues la tomaran contigo y no te dejaran el resto del curso
—Gracias por todo, me ha venido bien hablar contigo
—Y si te cansan mucho pide ayuda a los profesores que seguro recibes la ayuda acorde a lo que te suceda
—Bien, así lo haré
—Jenni, sabemos que ya no se hacen y que según las normativa están prohibidas pero vas a encontrarte con gente que te pondrá motes, te humillaran y si así lo deciden te excluirán de la vida social del colegio. Recuerdo mi primera novatada, fue la de obligarme a lavarme los dientes con la escobilla del WC. Luego me fueron haciendo algunas más como depilarme las piernas, pintarme los huevos de rojo y verde y fingir ser un semáforo, tirarme por un terraplén, en fin algunas cosillas que prefiero olvidar y que tuve finalmente que enfrentarme a ellos para que no volviera a suceder.
—¿Qué me aconsejas hermano?
—Ve tranquila, con ganas de estudiar mucho y hacer amistades, pero no dejes que te humillen desde el inicio pues la tomaran contigo y no te dejaran el resto del curso
—Gracias por todo, me ha venido bien hablar contigo
—Y si te cansan mucho pide ayuda a los profesores que seguro recibes la ayuda acorde a lo que te suceda
—Bien, así lo haré
Acababa de instalarme en mi dormitorio
de mi futura residencia por los cuatro años restantes de mi vida y tuve suerte porque
mi compañera Helena era una de las presidentas del consejo estudiantil así que
me explico cosas necesarias para mí recién incorporación.
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