TE VI A TRAVÉS DE MIS OJOS
Una escena observada de las que para mí hace
época. Incluso por lo general me dedico a ponerme mis auriculares al subir al
autobús y solo escucho música, no deseo que nadie perturbe mi energía. Pero ver
a una conductora hacer su acción me hizo quitar el sonido que entraba por mis
oídos para escuchar la voz y la conversación de ella hacia una madre y su hijo.
Llegamos a la parada que esta frente al
hospital del mar. Yo me monté al inicio del recorrido. La conductora abre la
puerta para que el pasaje comience a entrar. La verdad que esa parada en según
qué horario está bastante concurrida. La gente ya entraba murmurando
comentarios sobre el niño y su madre.
La verdad no era nada agradables.
Casi todos se fueron a los asientos del final
del autobús. Entraron los últimos y el niño desconsolado lloraba preguntándole
a su madre porque la gente se alejaba de él con desprecio. Por qué recibía esas
miradas como alfileres clavándose en sus emociones y sentimientos. No le gustaba
nada. El chiquillo de unos diez años, con ojos muy rojizos, cara bastante
demacrada.
Para que engañarnos, no tenía buena pinta.
La conductora sonríe y le pregunta.
—¿Qué te pasa guapo?
Él no contesta se queda en silencio, su madre
respondió.
—Está triste. Venimos del hospital. Le acaban
de hacer una quimioterapia y está un poco malito pero no pasa nada, todo estará
bien al llegar a casa. Se le pasará pronto ¿verdad cariño?
La conductora comenzó a darle palabras de
aliento y consuelo.
—Seguro que sí y ya verás cómo…
Fue interrumpida.
—He escuchado palabras feas sobre mí mientras
esperábamos el autobús. He oído que solo una madre se atrevería a tocar y a
abrazar a alguien tan enfermo por el coronavirus. Y no tengo eso… ¿verdad mama?
—No cariño.
Y ahí observé que la conductora puso el freno
de mano. Echó el asiento hacia atrás, se levantó y salió de su habitáculo.
Cogió las manos del niño y sonriéndole toco sus brazos y lo abrazo con permiso
de él y de su madre.
—¿Ves como no pasa nada? —le decía sin dejar
de sonreírle—. Si los demás no quieren estar cerca de ti… pues peor para ellos.
El chiquillo sonrió de nuevo, su madre dio
las gracias por su gesto y la conductora se puso de nuevo en su lugar
continuando su trabajo. Yo seguía observando toda la escena. Los vi sentarse
juntos.
Una experiencia más, de cómo la humanidad
poco a poco la vamos perdiendo. De cómo una trabajadora intenta que las cosas
no vayan a más. No perdamos nuestras emociones. No caigamos en los errores del
pasado. De la histeria colectiva. El miedo nos convierte en seres irracionales.
Luchemos contra lo desconocido pero con buenos sentimientos. Hagamos de este
mundo, un mundo nuevo.
Y no es defensa a los trabajadores de este
sector, seguramente muchos al leer este breve relato lo pueden pensar. Pero no
es así. Es una escena verídica de las que no se suelen contar nunca. Yo la viví
y por eso quiero dejar el testimonio. Parece que vende más las cosas malas, el
morbo de las acciones de los seres humanos malos.
Pero las buenas, también a veces son necesarias
contarlas.
Mis Redes Sociales:
@Celivir78
#Celivir78
#CelivirCardenas
#FanReals
www.celivircardenas.xyz
www.youtube.com/c/Celivir78
google.com/+Celivir78
http://celivir.blogspot.com.es
www.facebook.com/Celivir78
celivir.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario